«Las poesías de lord Byron-dice Pompeyo Gener-explotaron de una manera sombría
y violenta en medio de la ruina de las ideas producidas por las guerras y las
revoluciones que asolaron a Europa. Su escepticismo heroico, su inspiración
desesperada, eran eco de esta época de inmensa devastación.» Como dijo en frase
magnífica Víctor Hugo, «Lord Byron, en sus lamentaciones, expresó las postreras
convulsiones de la sociedad que estaba muriendo.»
Inquieto siempre, arbitrario en sus costumbres, sin temor a nada ni a nadie, Byron,
rebelde a la sociedad que habíale consagrado como su poeta, ríe de todo con aquella
risa amarga y despiadada, y la sociedad, siempre farisaica, llega a odiar al que tanto
encumbró primero. El poeta sale de su patria al mundo entero, que era su patria
verdadera. Nómada constante por toda Europa, vive una vida intensa de amores y
aventuras, mientras va tejiendo sus poemas inmortales en versos magníficos.
Inglaterra cada vez odia más al desterrado poeta, que con su amargo humorismo
habitual llega a decir: «Todos los vicios, sin excluir los más monstruosos, se me
atribuyen. Mi nombre, ilustre desde que mis antepasados ayudaron a Guillermo el
Normando a conquistar el reino, fue deshonrado. Comprendí entonces que si lo que se
murmuraba, insinuaba o susurraba, era cierto, yo era indigno de Inglaterra; pero siendo
falso, Inglaterra es indigna de mí.»
Errante por Europa, viajero en Holanda, Bélgica, Francia, España, Portugal, Suiza e
Italia, en todas partes halló el poeta motivos, ambientes y escenarios para sus poemas,
cuyas protagonistas acompañaban a su creador a lo largo de su vida aventurera.
Corrió todos los caminos con su coja pierna y supo de todos los placeres y de todos
los dolores. Vivió en Suiza y en Venecia, y de su egregia vida supo hacer la mejor
leyenda, que acabó como la de un héroe mitológico. En guerra Grecia con los turcos
para recobrar su independencia, alistose Byron en las huestes griegas, y en tierras
helénicas acabó su existencia magnífica y pecadora. «Parecía, allá en Grecia-dice
Víctor Hugo-un belicoso representante de la musa moderna en la patria de las antiguas
musas. Auxiliar generoso de la gloria, de la libertad y de la religión, había tomado su
espada y su lira a los descendientes de los primeros guerreros y los primeros poetas.»
Grecia entera llevó luto al que tuvo por su salvador, y si los despojos del poeta
volvieron a Inglaterra para ser inhumados en el panteón de familia, cerca de New-Stad-Abbey,
quedose en Grecia, en el mausoleo que se le erigiera en Misolonghi, el corazón
de aquel poeta que por el corazón había definido la poesía.
El genio de Byron, que pasó sobre Europa como un rayo de lucha, alumbró toda la
literatura de su tiempo. La voz del poeta cantó la exaltación del individuo, la
glorificación de sus pasiones, el predominio de su modo de ver sobre la realidad misma
de las cosas, imponiendo a los otros el culto de sus vicios y hasta de sus caprichos,
produciendo reacciones psicológicas, unas veces de dolor semejante al remordimiento y
otras de burla y Sarcasmo. Con los protagonistas de sus obras Childe-Harold, El
Corsario, Lara, Manfredo, Marino Faliero, Sardanápalo y, sobre todo, el Don Juan, Byron
creó el tipo de calavera trascendental y poético, del demonio humano sin ningún respeto
a las leyes divinas y sociales que hace cuanto le da la gana y porque le da la gana,